La venganza se sirve fría y en bandeja de plata
El pasado mes de octubre
recibíamos con muchísima expectación y entusiasmo el nuevo trabajo de Arkane Studios, equipo que en su día
desarrollara Dark Mesiah of Might & Magic. Antes de profundizar en las
virtudes, excelencias y algún pequeño fallo, hay que recordar la buena
estrategia de marketing que tuvo Bethesda
al aprovechar la fecha que dejó libre BioShock Infinite y lanzar su juego en
esa misma fecha.
Nos encontramos ante un
juego de acción en primera persona, si amigos los llamo así para que nadie
caiga en el error de llamarlo fps (first person shooter), porque aunque el modo
de presentarnos la manera de interactuar pueda recordar mucho a juegos del
estilo BioShock, Dishonored se
asemeja más al estilo Deus Ex Human Revolution.
Nos encontramos en la ciudad
de Dunwall, donde las ratas campan a
sus anchas y en las calles la peste es el pan de cada día, pero no son solo
esos roedores los que habitan esta grandísima ciudad, ya que los dirigentes
políticos más cercanos a la emperatriz son con mayor seguridad las ratas más
peligrosas. Dunwall tiene un diseño de lo más absorbente, mezclando una
estética entre la época inglesa victoriana
post revolución industrial y ciertas pinceladas al más puro estilo steampunk.
Y es en esta ciudad donde se
desarrollarán todas nuestras aventuras, metiéndonos en el pellejo del Lord Protector de la emperatriz Corvo Attano. Y nuestra historia
comienza cuando regresamos a Dunwall después de pedir ayuda a otras naciones, las
cuales nos abandonan a nuestra suerte con el problema de la peste. Según
pisemos tierra, iremos casi de inmediato a reunirnos con la Emperatriz, junto con su hija Emily,
con la cual mantenemos una gran amistad. Es durante la reunión cuando la
emperatriz es atacada, y aunque la defendemos con todas nuestras fuerzas, al
vernos superados en número, uno de los asesinos alcanza su objetivo y da muerte
a la emperatriz. ¿Por qué no nos han matado? Porque hace falta un cabeza de
turco que cargue con el crimen cometido, para que los traidores puedan tomar el
poder y retener a la heredera al trono Emily.
No voy a profundizar más en
la historia dado que Dishonored es de esos juegos que su historia debe ser bien
saboreada. Aunque aquí posiblemente me encuentre en uno de los puntos más
negativos de este análisis, porque la historia tiene conclusiones positivas y
negativas a partes iguales. La historia está bien planteada y es en su origen
muy inversiva, desde el primer momento que manejamos a Corvo, nos sentimos
movidos por un fuerte oleaje de ira y venganza que recorren nuestras venas.
Pero el fallo viene, cuando en el transcurrir de las horas, vemos que la
historia y todas sus implicaciones en cuanto al modo en que se trata la violencia,
se van diluyendo como un azucarillo en el agua, llegando al punto de volverse
predecible el par de clímax al que nos haremos frente.
Pero dejando a un lado esos
pequeños flecos de los que os hablo, la historia que nos proponen los chicos de
Arkane nos mantiene fuertemente agarrados a nuestro mando durante las horas que
nosotros más o menos queramos. Y digo esto, porque si vamos a tiro hecho,
cumpliendo solo las misiones principales, podemos finiquitarnos el juego en
unas ocho horas. Pero si por el contrario, nos volcamos en realizar las
historias paralelas, leemos todos los libros que nos cuentan la historia de
Dunwall, investigamos la infinidad de edificios que están a nuestro alrededor y
si buscamos ciertos objetos especiales (de los que ahora os hablare) la
historia se nos puede ir fácilmente a más de doce horas.
He leído y escuchado
comentarios que decían que la historia de Dishonored iba a llevar a los
usuarios a volver a jugarlo dentro de unos años, y creo que es un gran error
pensar esto, ya que lo que hará volver a re jugarlo es su jugabilidad y su
peculiar medidor de caos. Imagino que os preguntareis, que es eso del medidor
de caos. Este peculiar medidor lo que nos propone es un método de juego en el
cual nuestros actos estén influyendo en todo momento. En mi caso al hacer la
historia prácticamente con un sigilo total, casi sin matar a nadie, y
neutralizando a mis enemigos en vez de asesinarlos, tuve como resultado que en
las calles aparecían menos ratas y menos enfermos de peste (afligidos), lo que venía a ser caos
reducido, llevándome a su vez al final del juego más positivo posible. Por el
contrario y para poneros un ejemplo del caso contrario, mi pareja ha tomado otro
camino a la hora de manejar a Corvo, llevando a nuestro protagonista a ser todo
lo vengativo que se puede llegar a ser, matando a más personas, teniendo como
resultados más ratas por las calles, en ciertas partes donde yo veía a personas
ocultas en una alcantarilla ella se
encontraba a esas mismas personas pero afectadas por la peste, e incluso
cambiando la forma de vernos que tendrán personajes como Emily o Samuel (el barquero).
También hay que destacar el hecho de que dependiendo de las decisiones que
tomemos y el nivel de nuestro medidor de caos, así será el final que nos encontremos,
ya que hay tres diferentes.
Y es que la jugabilidad y
las mecánicas de juego que nos propone Dishonored son la esencia de esta obra
creada por los chicos de Arkane. Vamos a disponer de diferentes rutas para
realizar nuestras opciones, podremos ir por los tejados de los edificios o bien
viviendo de cerca las consecuencias de la peste caminando por las calles. Aunque
el juego nos propone decantarnos por un modo de juego más sigiloso, no vamos a
dejar de tener a nuestra disposición un buen armamento que nos servirá para
abatir a nuestros enemigos. Quizá no tengamos muchas armas, pero si tendremos
diferentes tipos de munición o gadgets que nos permitirán variar el estilo de
los asesinatos; eso sí, para los que utilicéis el sigilo como arma, podréis sacar
todo el partido a la espada, que dejará un gran sonrisa en el cuello de
vuestros enemigos.
Es aquí donde Dishonored
introduce uno de sus elementos que le harán diferenciarse de muchos juegos que
caigan en nuestras manos. Y es la aparición de un extraño personaje conocido
con el nombre de “El Forastero” el
cual nos proporcionará cierta serie de poderes que nos harán nuestra venganza
un tanto más sencilla. Por lo cual, si dejamos a un lado las armas, en el brazo
izquierdo nos equiparemos el poder que elijamos. Podremos tele transportarnos,
poseer a ciertos animales, parar el tiempo, crear ráfagas de aire que lancen
lejos a nuestros enemigos, ver a través de las paredes, reducir a cenizas a
nuestros enemigos tras darles muerte, invocar a un grupo de ratas que atacarán
a nuestros enemigos, entre otros. También tendremos a nuestra disposición un
corazón que aparte de contarnos todos los secretos de Dunwall, nos indicará la
posición de runas (las cuales nos harán de subir el nivel de nuestros poderes)
y talismanes de hueso (que nos equiparán con ciertas características como el
hecho de encontrar más munición, recuperar más salud, etc.)
En cuanto a los gráficos,
sonido y banda sonora, nos vamos a encontrar desde mi punto de vista un nivel
un tanto irregular, dado que el estilo de caracterización de los personajes no
me ha gustado nada, al contrario las localizaciones me parecen maravillosas,
pero la cara de ciertos personajes me descoloca, se excede en ese estilo
caricaturesco. Los sonidos que acompañaran nuestra aventura son básicamente
perfectos, tanto a la hora de salir corriendo por una superficie metálica, como
a la hora de acercarnos sigilosamente por los pasillos. Nos encontramos una
guinda maravillosa para una genial banda sonora, ya que os recomiendo que no perdáis
la oportunidad de saborear la canción final.
En resumen nos encontramos
con un trabajo casi perfecto de los chicos de Arkane Studios, casi, porque se
queda corto centrándose solo en las mecánicas de juego, dejando un poco de lado
la historia y sus implicaciones sobre todo en el último tercio de la historia. Pero
por lo general, nos encontramos con uno de los mejores títulos del pasado año,
que además planta la semilla para hacer de esta franquicia toda una saga.
Personalmente, Dishonored se ha ganado a pulso ser una gran saga, y quien sabe,
lo mismo la segunda entrega nos llega para la nueva generación.
Lo mejor:
- Grandísima jugabilidad y gran acierto en
las mecánicas de juego.
- La estética de Dunwall es totalmente inversiva.
- La estética de Dunwall es totalmente inversiva.
- Gran acierto el poder tener opciones a la hora de
finalizar nuestras misiones.
Lo peor:
- La historia va de más a menos, llegando
al punto de ser predecible.
- La exagerada forma de caracterizar a ciertos personajes.
- La exagerada forma de caracterizar a ciertos personajes.
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