Citadel Gamers: Análisis Dishonored

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miércoles, 13 de febrero de 2013

Análisis Dishonored



 La venganza se sirve fría y en bandeja de plata

El pasado mes de octubre recibíamos con muchísima expectación y entusiasmo el nuevo trabajo de Arkane Studios, equipo que en su día desarrollara Dark Mesiah of Might & Magic. Antes de profundizar en las virtudes, excelencias y algún pequeño fallo, hay que recordar la buena estrategia de marketing que tuvo Bethesda al aprovechar la fecha que dejó libre BioShock Infinite y lanzar su juego en esa misma fecha.

Nos encontramos ante un juego de acción en primera persona, si amigos los llamo así para que nadie caiga en el error de llamarlo fps (first person shooter), porque aunque el modo de presentarnos la manera de interactuar pueda recordar mucho a juegos del estilo BioShock, Dishonored se asemeja más al estilo Deus Ex Human Revolution.

Nos encontramos en la ciudad de Dunwall, donde las ratas campan a sus anchas y en las calles la peste es el pan de cada día, pero no son solo esos roedores los que habitan esta grandísima ciudad, ya que los dirigentes políticos más cercanos a la emperatriz son con mayor seguridad las ratas más peligrosas. Dunwall tiene un diseño de lo más absorbente, mezclando una estética entre la época inglesa victoriana post revolución industrial y ciertas pinceladas al más puro estilo steampunk.


Y es en esta ciudad donde se desarrollarán todas nuestras aventuras, metiéndonos en el pellejo del Lord Protector de la emperatriz Corvo Attano. Y nuestra historia comienza cuando regresamos a Dunwall  después de pedir ayuda a otras naciones, las cuales nos abandonan a nuestra suerte con el problema de la peste. Según pisemos tierra, iremos casi de inmediato a reunirnos con la Emperatriz, junto con su hija Emily, con la cual mantenemos una gran amistad. Es durante la reunión cuando la emperatriz es atacada, y aunque la defendemos con todas nuestras fuerzas, al vernos superados en número, uno de los asesinos alcanza su objetivo y da muerte a la emperatriz. ¿Por qué no nos han matado? Porque hace falta un cabeza de turco que cargue con el crimen cometido, para que los traidores puedan tomar el poder y retener a la heredera al trono Emily.


No voy a profundizar más en la historia dado que Dishonored es de esos juegos que su historia debe ser bien saboreada. Aunque aquí posiblemente me encuentre en uno de los puntos más negativos de este análisis, porque la historia tiene conclusiones positivas y negativas a partes iguales. La historia está bien planteada y es en su origen muy inversiva, desde el primer momento que manejamos a Corvo, nos sentimos movidos por un fuerte oleaje de ira y venganza que recorren nuestras venas. Pero el fallo viene, cuando en el transcurrir de las horas, vemos que la historia y todas sus implicaciones en cuanto al modo en que se trata la violencia, se van diluyendo como un azucarillo en el agua, llegando al punto de volverse predecible el par de clímax al que nos haremos frente.

Pero dejando a un lado esos pequeños flecos de los que os hablo, la historia que nos proponen los chicos de Arkane nos mantiene fuertemente agarrados a nuestro mando durante las horas que nosotros más o menos queramos. Y digo esto, porque si vamos a tiro hecho, cumpliendo solo las misiones principales, podemos finiquitarnos el juego en unas ocho horas. Pero si por el contrario, nos volcamos en realizar las historias paralelas, leemos todos los libros que nos cuentan la historia de Dunwall, investigamos la infinidad de edificios que están a nuestro alrededor y si buscamos ciertos objetos especiales (de los que ahora os hablare) la historia se nos puede ir fácilmente a más de doce horas.


He leído y escuchado comentarios que decían que la historia de Dishonored iba a llevar a los usuarios a volver a jugarlo dentro de unos años, y creo que es un gran error pensar esto, ya que lo que hará volver a re jugarlo es su jugabilidad y su peculiar medidor de caos. Imagino que os preguntareis, que es eso del medidor de caos. Este peculiar medidor lo que nos propone es un método de juego en el cual nuestros actos estén influyendo en todo momento. En mi caso al hacer la historia prácticamente con un sigilo total, casi sin matar a nadie, y neutralizando a mis enemigos en vez de asesinarlos, tuve como resultado que en las calles aparecían menos ratas y menos enfermos de peste (afligidos), lo que venía a ser caos reducido, llevándome a su vez al final del juego más positivo posible. Por el contrario y para poneros un ejemplo del caso contrario, mi pareja ha tomado otro camino a la hora de manejar a Corvo, llevando a nuestro protagonista a ser todo lo vengativo que se puede llegar a ser, matando a más personas, teniendo como resultados más ratas por las calles, en ciertas partes donde yo veía a personas ocultas en una alcantarilla ella  se encontraba a esas mismas personas pero afectadas por la peste, e incluso cambiando la forma de vernos que tendrán personajes como Emily o Samuel (el barquero). También hay que destacar el hecho de que dependiendo de las decisiones que tomemos y el nivel de nuestro medidor de caos, así será el final que nos encontremos, ya que hay tres diferentes.


Y es que la jugabilidad y las mecánicas de juego que nos propone Dishonored son la esencia de esta obra creada por los chicos de Arkane. Vamos a disponer de diferentes rutas para realizar nuestras opciones, podremos ir por los tejados de los edificios o bien viviendo de cerca las consecuencias de la peste caminando por las calles. Aunque el juego nos propone decantarnos por un modo de juego más sigiloso, no vamos a dejar de tener a nuestra disposición un buen armamento que nos servirá para abatir a nuestros enemigos. Quizá no tengamos muchas armas, pero si tendremos diferentes tipos de munición o gadgets que nos permitirán variar el estilo de los asesinatos; eso sí, para los que utilicéis el sigilo como arma, podréis sacar todo el partido a la espada, que dejará un gran sonrisa en el cuello de vuestros enemigos.


Es aquí donde Dishonored introduce uno de sus elementos que le harán diferenciarse de muchos juegos que caigan en nuestras manos. Y es la aparición de un extraño personaje conocido con el nombre de “El Forastero” el cual nos proporcionará cierta serie de poderes que nos harán nuestra venganza un tanto más sencilla. Por lo cual, si dejamos a un lado las armas, en el brazo izquierdo nos equiparemos el poder que elijamos. Podremos tele transportarnos, poseer a ciertos animales, parar el tiempo, crear ráfagas de aire que lancen lejos a nuestros enemigos, ver a través de las paredes, reducir a cenizas a nuestros enemigos tras darles muerte, invocar a un grupo de ratas que atacarán a nuestros enemigos, entre otros. También tendremos a nuestra disposición un corazón que aparte de contarnos todos los secretos de Dunwall, nos indicará la posición de runas (las cuales nos harán de subir el nivel de nuestros poderes) y talismanes de hueso (que nos equiparán con ciertas características como el hecho de encontrar más munición, recuperar más salud, etc.)


En cuanto a los gráficos, sonido y banda sonora, nos vamos a encontrar desde mi punto de vista un nivel un tanto irregular, dado que el estilo de caracterización de los personajes no me ha gustado nada, al contrario las localizaciones me parecen maravillosas, pero la cara de ciertos personajes me descoloca, se excede en ese estilo caricaturesco. Los sonidos que acompañaran nuestra aventura son básicamente perfectos, tanto a la hora de salir corriendo por una superficie metálica, como a la hora de acercarnos sigilosamente por los pasillos. Nos encontramos una guinda maravillosa para una genial banda sonora, ya que os recomiendo que no perdáis la oportunidad de saborear la canción final.

En resumen nos encontramos con un trabajo casi perfecto de los chicos de Arkane Studios, casi, porque se queda corto centrándose solo en las mecánicas de juego, dejando un poco de lado la historia y sus implicaciones sobre todo en el último tercio de la historia. Pero por lo general, nos encontramos con uno de los mejores títulos del pasado año, que además planta la semilla para hacer de esta franquicia toda una saga. Personalmente, Dishonored se ha ganado a pulso ser una gran saga, y quien sabe, lo mismo la segunda entrega nos llega para la nueva generación.

Lo mejor:
- Grandísima jugabilidad y gran acierto en las mecánicas de juego.
- La estética de Dunwall es totalmente inversiva.
- Gran acierto el poder tener opciones a la hora de finalizar nuestras misiones.

Lo peor:
- La historia va de más a menos, llegando al punto de ser predecible.
- La exagerada forma de caracterizar a ciertos personajes.


NOTA: 9

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