Aun no entiendo este fenómeno masoquista que produce Dark Souls en nosotros los jugadores,
la felicidad y el hype que nos proporciona el saber que tendremos cientos de
horas de sufrimiento, dolor y frustración. Y aun así estamos deseando ver una y
otra vez las palabras: ESTAS MUERTO.
Claramente es porque la satisfacción es proporcional a la
dificultad en Dark Soul. Y por ello
su segunda parte nos promete un montón de nuevos retos que afrontar. La verdad
es que este mundo respira una magia, un encanto que pocos juegos han sabido
lograr.
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